Le voy a
cantar Holocene en las tablas de madera aunque haga frío y lleve el vestido
negro escondido bajo la sudadera; aunque no haga juego con el gorro de lana. Le
voy a cantar Holocene porque al final siempre acaban ganando los ojos castaños
a los ojos de oliva. ¿Quién dice que un gato no pueda tener las pupilas color
avellana o negras como las noches de súplicas descafeinadas? Se ha ganado los
acordes de Bon Iver porque empieza a hacer frío y salió con las pestañas como
abanicos para doblar las esquinas con una luna que nunca antes había visto.
Y por si
fuera poco, le dio las gracias por ponerse las zapatillas, y la llevo a
Tiffany’s, donde todos los veían pero nadie los miraba.
Y por si
fuera poco, la dejó agarrarse a sus palabras en la barandilla de incendios.
Y por si
fuera poco, significó mucho.
