He estado una semana en Zaragoza aprovechando las vacaciones de Todos los Santos que nos dan en Francia. He estado en Zaragoza y me he sentido como una hojita de árbol. Ahora que llega el otoño, o el invierno en según qué ciudades, ahora que el frío empieza a colarse por debajito de la puerta y a través de las ventanas de chichinabo que tenemos en casa, me siento como una hoja diminuta caída de un árbol. Sentada en una esquina de la clase amarilla de baile, impedida por el catarro anual que me llena la cabeza de mocos, me eché a llorar viendo a mis antiguas compañeras bailar una música tierna como el algodón con una sola consigna repetida una y mil veces por Lis: sentid que sois hojas, que os lleva el viento por toda la sala. Bailar es tener sensaciones. Buscadlas.
Y me eché a llorar. Sentada en una esquinita, apocada entre los altavoces.
He leído esto y he llorado,
ResponderEliminarA veces te echo en falta.