miércoles, 20 de marzo de 2013


-          - ¿Te acuerdas de aquella noche en el pantano cuando tuve que meterme dentro de tu abrigo porque, aunque era a finales de julio, hacía un frío polar?
-         -  Me acuerdo. Llevabas el pelo recogido en la media coleta deshecha de siempre. Puede que llevaras una trenza de hilo, pero no me acuerdo. Sé que llevabas el abrigo de lana con cenefas y que temblabas.
-          - La trenza me la hice después, en uno de esos pueblos de la costa española con hormigón armado en primera línea de playa. Tuvimos una conversación segundos antes de que saliera aquella cantante de vestidito de terciopelo azul y pelo anaranjado. No lloré pero me faltó poco. Y a ti también.
-         -  …Recuerdo que hacía mucho frío.
-         -  El frío era yo. Ahora estoy segura. 

martes, 12 de marzo de 2013

Jo.



Me canso de descifrar la ironía de Larra y la aspiración del andaluz porque de todas formas hoy no estoy para pensar en las reglas del teatro o en el ceceo del sur. Tengo la cabeza apoyada al sol en un balcón de una calle estrecha en una casa pequeña pero acogedora en la que vivo con Nuria, aunque ella aún no lo sepa.
Me levanto de la silla y me adormilo entre las flores, y aparezco flotando como Ofelia en un charco de agua clara. Me tumbo pensando en las nubes que cubrirán el reflejo del cerezo en las pupilas de aquel día. Pienso que otras alas batirán, que los besos tendrán que ser de esquimal porque el frío helará los brotes de una primavera que no estaba a la vuelta de la esquina.
Que otra se ponga un vestido blanco por mí; esta vez quiero viajar desnuda  para que con suerte el firmamento haga de mis lunares una constelación sin nombre.


Yo sólo vivir con Nuria en un piso de la Barcelona que aprendemos a inventar a fuerza de saltar  y saltar. 


martes, 5 de marzo de 2013

Si supiera dibujar haría un dibujo de este fin de semana. Dibujaría las manos de Celia y el ombligo de Pere. También pintaría un atardecer y una tarta de manzana. Pero no se me da bien, así que intento poner en palabras los nervios de camino a la estación, las náuseas al comer pasta precocinada, el esfuerzo de ahogar un jadeo, la satisfacción de pasear bajo el sol de Barcelona, la tremenda felicidad de comer un helado de regaliz, los escalofríos de estar arropada en el balcón de Vinçon, el frío esperando al bus en lo alto de Montjuic, la pereza de volver caminando desde María Cristina de madrugada, el sueño de las mañanas, el buen rollo de los domingos en el Parc Güell, el sabor de la lasaña compartida, la sensación de vértigo a todas horas, el medio que te tengo. Y lo bien que me lo he pasado este fin de semana. 




Me he comprado unas acuarelas y un pincel. Prometo aprender a dibujar. 

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