sábado, 30 de junio de 2012

San Diego, CA (III)



Viernes, 29 de junio de 2012 (III)
Me gustaría haber viajado acompañada de alguno de mis bichos. Llevo muchas horas sin poder hablar con nadie (conversaciones formales con  personal del aeropuerto aparte) y, aunque de normal yo sea más bien callada, siento la necesidad de conversar con quien sea. Pero la vergüenza me impide entrarle a algún viajero solitario o a cualquier familia, así que tendré que aguantarme.
Curiosamente me he puesto a pensar en quién me gustaría que estuviera aquí conmigo y, aparte de Leo o mi madre, me encantaría que Sabina se sentara a mi lado y me contara alguna de sus historias de libros y librerías. Sólo unos pocos conocéis a Sabina, pero para los que no, es un personaje que yo inventé y que después cobró vida por su cuenta dejándome tirada. No se merece que la eche en falta pero bueno, estas cosas pasan y hoy me gustaría tenerla cerca.
No es la única que se me ha venido a la cabeza. También me encantaría que Lola me hubiera acompañado en la travesía. He conocido a una neoyorquina que volvía a casa después de un año estudiando en Madrid y no he podido por menos que acordarme de la maravillosa Arlene. Entonces me he puesto a imaginar que Lola y yo íbamos en el avión de camino a ver a la americana más sonriente de Estados Unidos.
Peeeeeeeeeeero, a falta de alguien de carne y hueso, bueno es este cuaderno rojo que siempre viaja conmigo y seis libros magníficos entre los que se cuentan viejos conocidos:  el elegantísimo Paul Auster, el liante Milan Kundera, el genio Sándor Marai y mi preferido, Julio Llamazares con su lluvia amarilla. 


San Diego, CA (II)


    
Viernes, 20 de junio de 2012 (II)
 Es cierto eso que dicen de Nueva York. Hay de todo, es un como una mezcla de especias de colores. Estoy sentada en la sala de espera de embarques del JFK y nunca me había sentido tan integrada dentro de una miscelánea (perdonadme esta palabra un tanto pedante) así. Soy española y se ve a la legua porque soy medio gitanica (como dice Manch y mi familia) y tengo la piel y los ojos muy oscuros. Pero nadie me mira por ser de otro país, y de otro continente incluso, porque aquí la mayoría son de países ajenos a los Estados Unidos. De hecho no sabría deciros si ahora mismo hay alguno americano cerca. Lo que sí que hay es una familia oriental que habla en un americano con mucho acento; otra mujer latina que viaja a Miami con una nenita colgada del cuello; una mujer con el pelo canoso de aspecto bohemio que lee una novela en frente mío; una niña casi albina; un tailandés, un grupo de yayas; ejecutivos; grupos de españoles ruidosos. Hay incluso un gorrión y dos palomas dentro del aeropuerto revoloteando en esta sala.  En fin, es curioso porque las típicas imágenes de las películas de Nueva York que enfocan una de esas calles petadas de gente no están trucadas y ahora estoy segura de ello, de que esas personas de todos los colores, tamaños, formas y orígenes existen en  la ciudad que nunca duerme. No sé, quizás es que llevo más de 15 horas de viaje y empiezo a ver y a escribir cosas incoherentes.
Perdonadme, pero estoy agotada. 


San Diego, CA

     Como de costumbre, voy a llevar una especie de diario de viaje durante mi mes en San Diego desde el primer momento hasta el último, así que desde ahora relataré mi experiencia en las Américas para que quien quiera saber algo de mí pueda leer este blog de cacadelavaca. Intentaré también subir alguna foto de estos lares para que veáis un trocito del Estados Unidos que retrataré a mi manera. ¡Espero que disfrutéis tanto como yo!

                                                                           Viernes, 29 de junio de 2012
     Ya estoy en el monstruo. Y digo monstruo porque no se puede llamar de otra manera a este cacharro.
Llevo el corazón a la altura de las rodillas ya; se me ha ido cayendo durante la milla atómica que he tenido que recorrer para dar con la puerta de embarque. Aunque ya se me había caído un poco cuando me he enterado de que la organización no se hacía cargo de mí por ser mayor de edad, de modo que tengo que buscarme la vida durante estas 20 horas de viaje.
Bueno, tampoco voy a hacer un drama porque si no hubiera ido sola hubiera tenido que acoplarme a un grupo de niños de no más de 10 años, todos vestidos de rosa.
            Echo de menos la ventana del AVE desde el pasillo de este pájaro desplumado. Además estoy cagada de miedo, para qué ocultarlo si lo llevo escrito en la cara y los demás pasajeros me miran con pena y divertidos a la vez.


Ya van 7 horas aquí encerrada y ‘puedo prometer y prometo’ que si tuviera a mano una pistola  o cualquier arma con balas me volaría los sesos ahora mismo. Esta es una de las peores experiencias de mi vida.
Ya no me preocupa que el avión tenga algún accidente. Ya no puedo pensar en nada porque el dolor de cuello y de espalda es el más horrible que jamás he sentido. Eso por no hablar de mis famosas caderas, que no aguantan un minuto más encajadas en este diminutejo asiento.
            Ni siquiera el helado que me acaban de dar me reconforta.
           Por lo menos reconozco que lo de las pantallas individuales con una amplísima selección de películas y series es todo un acierto, aunque tengo tan mal cuerpo que no he podido terminar nada de lo que he empezado.
            También confieso que los azafatos están bastante pendientes  y se preocupan de pasar cada poco tiempo el carrito con comida (asquerosa, pero comida al fin y al cabo) y bebidas para evitar que muramos de inanición cuando algunos ya estamos muertos por otras causas.
            Lo peor de todo es sin duda que llevo 7 horas de viaje y en mi reloj español son las 18h, pero cuando llegue a Nueva York serán algo así como las 13h y aún me quedarán 6 de espera y 6 de vuelo. ¡Pero esto no acaba aquí! Porque cuando despegue de la Gran Manzana serán las 18h30 locales (las 00h30 en España) y cuando llegue a San Diego, allí serán las 21h30 (las 6h30 en mi tierra y las 00h30 en Nueva York). Resumiendo, que cuando vosotros estéis en la fase REM del sueño en vuestras camas españolas, a pocas horas de despertaros, yo estaré llegando a California a la hora española de la cena. ¿Qué quiere decir todo esto que ni yo entiendo? Que llevaré 24 horas despierta viendo el sol. Ni un solo anochecer, sólo amaneceres continuos. 

Os dejo este mapa para que sepáis qué hora es en las Américas. San Diego está en la costa Oeste, la de color verde fosforito, de modo que son 9 horas de diferencia con España.

Otra noche igual.


     Basta comprarse un lápiz nuevo para que me entren ganas de escribir. Por eso estoy otra noche más con la luz amarilla sentada en la cama. Lo único que me hace falta es algo sobre lo que escribir. Tengo todos los materiales pero me hace falta la inspiración. Sí, es verdad que podría recurrir al tema de siempre, mis angustias, mis (des)amores, mi confusión con Barcelona y esas cosas que a nadie le interesan. Pero si lo hiciera perdería definitivamente a los 0,5 lectores de este blog desnudo.
También podría escribir  acerca de lo muchísimo que adoro bailar y de las muchísimas ganas que tengo de aprender a hacerlo.
Pero no me apetece hablar de nada de esto. En realidad no sé si tengo ganas de hablar de algo o escribo sólo para comprobar que funciona bien el lápiz.
Podría limitarme a reflexionar sobre el propio acto de escribir, pero no procedería puesto que no sé cómo se hace tal cosa.
Supongo que es tarde y que hace un calor del demonio y que me hacía ilusión estrenar este cacharro de modelo antiguo.
            Sólo añadiré que echo de menos las noches en vela con Sabina.
Buenas noches.
P.D.: deberíais dejar de leerme, suponiendo que lo hagáis. TÚ, deja de seguir este blog. 


sábado, 23 de junio de 2012

JAZZZZZZZZZZZZZZZZ

El jazz es la suma de las curvas de un contrabajo, el color añejo de un saxofón, la voz de una guitarra culona y una batería disfrazada. ¡Ah, y de un público de otra época!

La foto es más bien horrible, pero lo que cuenta es la intención. 

sábado, 9 de junio de 2012

BEGINNERS


¿Qué tienen los viernes que hacen que se instale en mi barriga y en mi espalda esta sensación de asco tan angustiosa?
    Será que siempre elijo la música más propicia para sentirme mal conmigo misma y con el mundo. Y la película que trata sobre el tipo de vida que siempre he soñado con tener, aunque sea un completo desastre.

Dallas Green y Beginners.

BEGINNERS.  Probablemente sea una de las películas más bonitas del mundo mundial. La he visto hoy por primera vez y ya se ha convertido en una de mis preferidas.
Porque Anna soy yo. O eso es lo que a mí me gustaría. Una joven que siempre está pero nunca se queda.  Alguien que guarda los recuerdos en una caja fuerte cuya combinación decidió olvidar hace mucho tiempo; y que ahora sólo quiere ampliar la lista de hoteles en los que ha dormido con tal de no encariñarse con una cama propia en un lugar que pueda sentir suyo. Y siempre sola.  Y en el registro de los hoteles sólo consta su nombre. Ni siquiera un apellido. Eso significaría que alguna vez  tuvo un padre y una madre que se lo cedieron al nacer. Anna Siempresola. Como yo, que siempre he estado sin estar porque nunca me he quedado. Que siempre he vagado de una cama a otra por miedo a establecer un vínculo con un edredón en concreto.

Anna y Clara Sinapellido Siempresolas.

Hasta que llega Oliver, que jamás ha querido usar almohada por temor a que le gustase demasiado.  Oliver, que ha vivido siempre  de colchón en colchón y nunca ha repetido.

Oliver Siempresolo. Y Anna Siempresola.

El resto os lo podéis imaginar. 

Todos somos principiantes







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