C
omo de costumbre, voy a llevar una especie de diario de viaje durante mi mes en San Diego desde el primer momento hasta el último, así que desde ahora relataré mi experiencia en las Américas para que quien quiera saber algo de mí pueda leer este blog de cacadelavaca. Intentaré también subir alguna foto de estos lares para que veáis un trocito del Estados Unidos que retrataré a mi manera. ¡Espero que disfrutéis tanto como yo!
Viernes, 29 de junio de 2012
Ya estoy en el monstruo. Y digo
monstruo porque no se puede llamar de otra manera a este cacharro.
Llevo el corazón a la altura de
las rodillas ya; se me ha ido cayendo durante la milla atómica que he tenido
que recorrer para dar con la puerta de embarque. Aunque ya se me había caído un
poco cuando me he enterado de que la organización no se hacía cargo de mí por
ser mayor de edad, de modo que tengo que buscarme la vida durante estas 20
horas de viaje.
Bueno, tampoco voy a hacer un
drama porque si no hubiera ido sola hubiera tenido que acoplarme a un grupo de
niños de no más de 10 años, todos vestidos de rosa.
Echo de menos la ventana del AVE
desde el pasillo de este pájaro desplumado. Además estoy cagada de miedo, para
qué ocultarlo si lo llevo escrito en la cara y los demás pasajeros me miran con
pena y divertidos a la vez.
Ya van
7 horas aquí encerrada y ‘puedo prometer y prometo’ que si tuviera a mano una
pistola o cualquier arma con balas me
volaría los sesos ahora mismo. Esta es una de las peores experiencias de mi
vida.
Ya no me preocupa que el avión
tenga algún accidente. Ya no puedo pensar en nada porque el dolor de cuello y
de espalda es el más horrible que jamás he sentido. Eso por no hablar de mis
famosas caderas, que no aguantan un minuto más encajadas en este diminutejo
asiento.
Ni siquiera el helado que me acaban de dar me reconforta.
Por lo menos reconozco que lo de las pantallas
individuales con una amplísima selección de películas y series es todo un
acierto, aunque tengo tan mal cuerpo que no he podido terminar nada de lo que
he empezado.
También confieso que los azafatos están bastante
pendientes y se preocupan de pasar cada
poco tiempo el carrito con comida (asquerosa, pero comida al fin y al cabo) y
bebidas para evitar que muramos de inanición cuando algunos ya estamos muertos
por otras causas.
Lo peor de todo es sin duda que llevo 7 horas de viaje y
en mi reloj español son las 18h, pero cuando llegue a Nueva York serán algo así
como las 13h y aún me quedarán 6 de espera y 6 de vuelo. ¡Pero esto no acaba
aquí! Porque cuando despegue de la Gran Manzana serán las 18h30 locales (las
00h30 en España) y cuando llegue a San Diego, allí serán las 21h30 (las 6h30 en
mi tierra y las 00h30 en Nueva York). Resumiendo, que cuando vosotros estéis en
la fase REM del sueño en vuestras camas españolas, a pocas horas de
despertaros, yo estaré llegando a California a la hora española de la cena.
¿Qué quiere decir todo esto que ni yo entiendo? Que llevaré 24 horas despierta
viendo el sol. Ni un solo anochecer, sólo amaneceres continuos.
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| Os dejo este mapa para que sepáis qué hora es en las Américas. San Diego está en la costa Oeste, la de color verde fosforito, de modo que son 9 horas de diferencia con España. |